Toda la oscuridad se me hace rosa,
toda la lobreguez se me ilumina:
claridad que saliendo de tu boca
en mi oído se vuelve una caricia.
Es pastel como el tono de la aurora
el rosado color de tu mejilla,
mi pesimismo se me vuelve euforia
al entrar tu visión en mis pupilas.
Por ti, sólo por ti, cada semana,
se queda la amargura en la trastienda
con dos vueltas de llave encadenada.
Y dejo a tu calor el alma abierta
por que animes los grises de mi cara
limando con tus besos su aspereza.
Idella
(5-11-08 )
No hay comentarios:
Publicar un comentario