lunes, 1 de noviembre de 2010

Determinismo


Terca y beligerante


Soy, aunque no lo creas, terca y beligerante
y con mis propias armas planto cara a la vida.
Si en alguna batalla se me inflige una herida
no desfallezco nunca, me repongo al instante,
ni por miles de yugos me siento sometida.

Mas no sé lo que ocurre en algunos momentos
que siento que esta fuerza es sólo mimetismo,
es cuando se potencia todo el abandonismo,
la falta de alegría y los desabrimientos,
y todo en este mundo se convierte en abismo.

Quizás la explicación pueda ser el cansancio
de llevar siempre enhiestos navajas y fusiles,
que me fueron privados los juegos infantiles,
que amargo fue el lagar del vino que hoy me escancio,
del que aún queda mucho guardado en mis barriles.

Algo habré de inventarme para salir del hoyo,
olvidar los temores o echarlos a la espalda
por ver mis circunstancias de color esmeralda,
dejar mis soledades y encontrar un apoyo,
beber, cantar, reír, ponerme minifalda.

Me voy determinando a cambiar mi futuro,
a ser un poco más aquello que quisiera,
y poder conseguir lo que ahora es quimera,
salir y ver el sol, dejar el lado oscuro,
tratar que algún desliz salga de la chistera.

Idella
(090409)

2 comentarios:

Carlos Serra Ramos dijo...

Idella, querida amiga en la distancia y en el tiempo, no te olvido.

Leo tu poema y por el tiempo que hace que no editas compruebo qué, en efecto, decidiste un cambio de rumbo en tu vida, que sea para bien, pero mujer, no abandones la poesía, es la mejor y más segura válvula de escape.

Espero que al menos entres en tu blog aunque sea por curiosidad y leas que este amigo te recuerda. Te envío un beso y el fervoroso dese de que estés bien.
........................Carlos

Idella Esteve dijo...

Carlos, es para mí una ilusión enorme tu comentario, créeme.
Desde hace unos meses aparte del trabajo me dedico a perder el tiempo tontamente, espero que pase este bache y el estado de dejadez en que me encuentro. No sé cuando pero espero volver a la poesía o, mejor, que la poesía vueva a mí.
Te recuerdo con cariño y cada vez que oigo la palabra Gredos me entran ganas de volver a escribir, ¡cómo me habría gustado estar alguna vez! Quizás algún día...
Un beso, Carlos. Gracias.