Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.
(F. García Lorca)
Mi pena no es pena blanca
porque se me torna negra
lo mismo si luce el sol
o me alumbran las estrellas.
Y mis rosas son espinas
que me pinchan por las venas,
lastiman, rojas de sangre
tanto por dentro y por fuera,
lacerando en su corriente
hacia un gran mar de tinieblas.
¡Ay penas de mis amores!
¡Ay cómo duele la pena!
Penas de seres queridos
que quitarlas yo quisiera,
desterrarlas para siempre
dándoles la muerte eterna,
que no fuera en vuestra sangre
esa doliente gangrena.
Pero tengo que aguantarme,
más remedio no me queda
pues no sé cómo luchar.
Y paso la noche en vela
cavilando en la negrura
para apartar la tristeza
que os ha sumido en la sombra
del alma que no sosiega.
Y llega la madrugada
de un día que no consuela.
Y quiero hacer toda mía
esa pena que es la vuestra.
¡Ay pena de mis amores!
¡Ay cómo duele la pena!
Idella Esteve
10 comentarios:
"...Penas de seres queridos
que ahora venís a mi puerta
yo quisiera ser la fuente
que calmara vuestra pena,
yo quisiera ser el hombro
y el abrazo sin reserva,
yo quisiera vuestro llanto
para fundirle en mis venas..."
Un abrazo en la noche Isabel,
Rafael
como enajenar la pena?,duele mas a veces el dolor ajeno,cuando se quiere al ser que la habita
cuanta realidad en tus versos,excelente mujer
un beso
Cuando aparece la pena en uno mismo, en los demás. Versos de entrega y dolor, a sabiendas de lo difícil de esta tarea.
mis besos
Qué tremendo poema, lleno de una impotencia dolorosa, por querer cargar en uno mismo lo que no quisiéramos llevaran dentro ellos, nuestros seres amados, pero..qué imposible es...cada quien con sus penas, o a cada quien sus penas...
Muy profundo, emotivo y empático en el dolor.
ABRAZOS MILES.
MUCHOS SENTIMIENTOS!!!!
BESOS
Yo quisiera que las penas
se alejaran de los míos
y de mí,
que no fueran las condenas
deviniendo en extravíos
que sufrí.
Mas siempre tener presente
que esas penas existieron,
por saber
que aunque esté la pena ausente
sus efectos ejercieron
su poder.
Un beso en la tarde, Rafael.
Isabel
Hola, Carna:
Ojalá que se pudiera enajenar la pena, yo la tomaría sobre mí gustosa, porque cuando la ves en quienes amas la sufres doblemente.
Muchas gracias por tus palabras.
Un beso.
Hola Toni:
Gracias por tus palabras.
La pena duele doblemente si la sufren aquellos a quienes quieres y tú no puedes hacer nada para calmar o remediar ese dolor.
Un beso.
Hola, Maritza:
Afortunadamente estas penas tuvieron su tiempo (si ves la fecha del poema), se sobrellevaron. Vinieron otras, y con toda seguridad otras vendrán.
Pero la vida nos va enseñando, vamos aprendiendo con paciencia que todo pasa, aunque algo queda, y que tenemos que ser fuertes. Y esa es la enseñanza que intento dejarles a mis hijos (uno de ellos inspirador de este poema, en su día) ¡Cómo duele la pena cuando ves a un hijo sufrir!
Miles de besos, con mi agradecimiento.
Hola ReltiH:
Gracias.
Muchos besos.
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