Yo vine con el vuelo de unas aves,
con Reyes que colmaban de ilusiones
mi espíritu infantil. Las frustraciones
hallaron poco a poco sus enclaves.
En vez de navegar hundí las naves,
mis fornidos y erectos galeones.
Luego llegaron las hibernaciones
donde perdí visión, todas mis claves.
Me sumergí en el mundo a mi manera,
creí que la verdad me salvaría:
fue la sinceridad mi vida entera.
Pero al cabo de un tiempo yo sabría
que es mi forma de ser mi carcelera
y la franqueza es la anomalía.
Idella Esteve
(21-03-09)
6 comentarios:
Aunque tu forma de ser sea la carcelera, siempre es mejor estar preso en la Libertad de la Sinceridad.
Precioso contrapié.
Un abrazo, Idella.
Hermosa concepción la de tu soneto, y no es una casualidad ese "a contrapié". (Hago mi interpretación personal entre líneas con riesgo de equivocarme, seguro...)
Un abrazo en la noche y mi felicitación por tus versos, Isabel.
Ser sinceros se paga muy caro a veces.Pero,como bien dice tu soneto,es algo inevitable para los que se propusieron desde siempre serlo.Cuando se es así,no se sabe mentir.
Saludos Idella.
Siempre ha un punto desde el que no controlamos nuestro caracter... nuestra forma de actuar y de pensar.
Lo fundamental es conocerse... a partir de hay quererse como nunca.
Geniales palabras,
Besos almendrados ;)
A veces la sinceridad duele como duele la verdad en un mundo inundado de hipocresía.
Te dejo un beso
La franqueza, la sinceridad es valedera. Muy bueno. Besos
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