viernes, 24 de agosto de 2012

Del desencanto




Hoy soy lo que no pensé
cuando al mundo yo me abriera
en lejana primavera
desatándome el corsé.
Pero siempre a contrapié
fui desde mi nacimiento
y mi alma y sentimiento
sufrieron los desengaños,
que ya, al paso de los años,
solo siento aburrimiento.

No pienso lo que pensara;
mi sentir es una escara
que me han dejado los daños.

Porque aunque soñé ilusiones
en mi ilusa juventud,
me han mudado la actitud
los constantes bofetones.
Y he sufrido castraciones
allí donde más dolía:
la muerte de la utopía
de hallar un mundo mejor,
sin rapiña, sin dolor
ni extremista ideología.

Idella Esteve
(24-08-12)

4 comentarios:

markes.kaliche dijo...

Que bien lo describes: el tiempo
ese inefable compañero que nos
acompaña y nos va moldeando con
la experiencia a lo largo de la
vida.
Muy descriptivo.

Rafael dijo...

Quizás nadie somos como pensamos hace años y a veces, la desilusión nos envuelva y las nostalgia regrese, por aquellos momentos en los que quizás soñábamos con abrazar al mundo y a un futuro muy lejano, pero con la ilusión intacta de la juventud.
Un abrazo y feliz fin de semana.

Idella Esteve dijo...

Hola, Paco:

Sí, el tiempo es inefable; pero no es el tiempo sino las circunstancias lo que nos cambia, como tu dices: la experiencia, la vida en sí.

Muchas gracias por tu visita.

Un abrazo

Idella Esteve dijo...

Hola Rafael:

A través de la vida, de la experiencia, de las decepciones, llegamos a otra visión y a otros pensamientos y, desgraciadamente, a través de la impotencia, a la deseperación, e incluso después de ésta (que no nos conduce a nada) al descreimiento y a la apatía. Creo que yo estoy en ese estadio.

Un beso en la noche, amigo.