Que la vida y la muerte es solo una
a pesar que parezca que haya tantas;
que se nace y se muere muchas veces
intentando la vida por la noche
como si siempre
se nos fuera perdiendo con el alba.
Y otra vez al ocaso la buscamos
a despecho de Dios y del destino
como si nunca
esa muerte interior hiciera mella
o dejara contrita nuestra alma.
Y seguimos la búsqueda incansable
de una vida más buena, si distinta,
como si todo
nuestro albedrío fuera suficiente
para poder lograr lo que hace falta.
Y se nos pasa así la vida entera
escudriñando huecos y emociones,
sin respuestas lanzando las preguntas,
con preguntas matando nuestra fe.
Y se nos pasa así. Y el fin nos llega
como si nada.
Idella Esteve
(15-11-11)
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