Mi loco corazón no tiene enmienda
ni le interesa cuanto le suceda,
anda sin freno, a nada se encomienda.
Sintiendo que aunque pierde algo le queda
se da sin precaución y sin medida,
no busca nada que entregar no pueda
y ya tiene donada media vida.
Pero mientras un hálito contenga,
con ilusión por siempre mantenida,
dará cobijo a todo aquél que venga
en busca de su amor y su ternura
y no habrá nada ya que le detenga.
Con fiel dedicación y con premura
se volcará, con ganas de entregarse,
evidenciando entonces su locura.
Nada habrá que le impulse a refrenarse,
ni cruel maldad, dolor o desamparo.
Y al loco corazón le cuesta caro
andar en ese afán de prodigarse.
Idella Esteve
(2-9-05)
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