¿Qué se hizo del Edén sin inquilinos?
¿Dónde quedó el saber de la manzana?
Qué desmedidos celos,
qué soberbio poder omnipresente
de Padre vengativo
y qué absurdas condenas.
Reniego de mi hechura
si es a tu semejanza.
Reclama mi perdón si es que me hiciste,
que yo tengo el poder de perdonarte.
No infligiré castigos
de aguas o de fuegos
y no habrá intermediarios,
tampoco habrá milagros ni habrá cruces
ni más parafernalias
para exigir
tu agradecimiento.
Entiendo de perdones:
soy mujer y soy madre.
Idella ESteve
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