Soy la madera que navega a flote,
negra obsidiana de cristal cortante,
puente entre el bien y el mal, equidistante,
ora te echo una bala, ora un capote.
Y siempre hallas en mí cualquier rebrote
de mi vena rebelde, extravagante.
Mas a tu lado estoy en el instante
que tú me necesitas. Más Quijote,
más Cid Campeador, Capitán Trueno,
-Medea, si lo quieres, da lo mismo-,
vivo la vida con tu suerte a cuestas.
Mi pulso en la batalla está sereno,
no temo a las alturas ni al abismo.
Persistente, mis armas llevo enhiestas.
Idella ESteve
(1-07-08)
2 comentarios:
Fiel al título, el poema va describiendo esa condición "guerrera" de la protagonista que encarnas en tus versos.
Hermoso y bien trazado soneto Isabel.
Un abrazo en la noche,
Rafael
¡Qué poco va quedando en mí de la guerrera, que tengo que inventarlo!
Ya sabes, aquello de Pessoa.
Gracias por tu visita, Rafel.
Un beso
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