No soy carne delicada que se pudre con presteza:
vengo curada de vientos y de sal y de entereza;
vengo curtida de penas, traigo mis llagas cerradas,
ya no me supura el llanto y aguardo las madrugadas.
Aunque no adelanté mucho se detuvo el deterioro,
no me acompaña la risa pero al menos ya no lloro.
No hay lágrimas que me impidan observar el firmamento,
y en mi boca hay una nana para que duerma al lamento.
Ya me han dicho claramente que esto es todo lo que hay
y callando el sentimiento ni siquiera he dicho un ay.
Sé que aquello que he perdido no habré de recuperarlo:
encontraré formas nuevas y sé que voy a lograrlo.
Puesto que es irreversible para qué voy a apenarme.
Duró la duda diez meses, hora es ya de reafirmarme.
Idella ESteve
(23-12-08)
5 comentarios:
La rima continuada de este poema, (soneto, para mi), en sus versos: 1-2, 3-4, etc hacen cobrar fuerza a ese título "Resignación", que para los que hemos estado cerca de un familiar con "ictus", sabemos bien lo que trata de expresar.
...Recuerdo a mi madre y este suceso y me pongo en primera persona y trato de hacer míos esos versos. Sinceramente no se puede decir mejor y más claro.
Gracias y felicidades Isabel.
Un beso en la tarde,
Rafael
Es precioso. Emociona leerlo y releerlo. Un beso
Es cierto, Rafael, no me había dado cuenta que en total suman 14 versos. Mi intención fue hacer una secuencia de pareados en hexadecasílabos, versos largos para darle mayor dramatismo. Si tu viviste eso al lado de un familiar ya sabes de qué estoy hablando. Afortunadamente me ha quedado una secuela mínima, a la que me he ido casi acostumbrando y que no me impide en absoluto hacer una vida normal.
Gracias, siempre, por tus palabras.
Un beso en la madrugada.
Marisol, un beso, guapa.
Que te guste y que te haya emocinado es para mí motivo de alegría.
Gracias por decírmelo.
Sí, Isabel, conozco lo del íctus porque le ocurrió a mi madre hace ya varios años. Posteriormente le volvió a repetir y aunque se maneja bien, debido a su edad, (87),necesita ayuda y atención. Me alegro que en tu caso la secuela haya sido mínima y que no te impida hacer una vida normal. Así ocurrió también en mi caso, con la epilepsia, y poco a poco pude ir "liberando los miedos" y poder llevar una vida completamente normal.
Un beso en este día.
Rafael
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