Parece que sueño,
que busco quimeras,
que paso mi vida
en un duermevela
obviando el fracaso,
olvidando guerras,
envolviendo en mieles
palabras de abejas,
cerrando los ojos
a escenas tremendas;
que sólo a mi olfato
le entra la azucena.
Pero soy insomne,
siempre estoy alerta
y lo que aquí pasa
de veras me afecta:
me afecta la prisa,
me afecta la espera,
tanto el desarraigo
como las afrentas,
como la mentira,
como las prebendas,
como la bobada,
como la agudeza,
como los simpáticos
o los aguafiestas.
En cuarto creciente
llevo mis ojeras
y sigo viviendo
de una muerte lenta.
Idella Esteve
(09-09-08)
4 comentarios:
Me encanta la última estrofa, se acerca tanto a mi realidad... Nuestra vida a veces parece serena, tranquila, como si nada le afectara, pero claro, eso es sólo la superficie, por dentro nuestros sentimientos están en ebullición continúa, y sólo algunos seres cercanos son capaces de reconocernos en ellos.
Un abrazo y un beso muy fuerte.
Poesía viva Isabel. Gracias por mostrarla.
Un abrazo y feliz domingo.
Rafael
Ancalpe, es que es cierto que no vamos a ir por la calle con cara de vinagre, con nuestro fatalismo a cuestas y amargando a los demás, y mostramos serenidad, pero en cuanto ahondan un poco en nosotros dejamos salir todas esas cosas que nos afectan, el asco, el descreimiento y la impotencia que nos va matando poco a poco, día a día, engaño tras engaño. Dices bien: son los seres cercanos los que te lo oyen decir y los que comprenden cómo te sientes realmente.
Un besazo.
Gracias a ti por leerla y encontrarla viva, aunque quien la escriba va de muerte lenta ;) como digo en los dos últimos versos.
Gracias, Rafael.
Un beso.
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