Eres telaraña sutil y pegajosa
y te adhieres a la rutina de mis días
con tu urdimbre de seda,
seda fría, que no calienta el sol
pero que abrasa.
Me calcinas con solo tu contacto,
y me dejas vacía
con tu araña feroz, que me succiona
la ilusión de vivir.
Envuelta estoy en tu tejido,
inerme.
Mientras, el mundo pasa ante mis ojos
veloz
para estrellarse.
Y yo, aquí,
sin poder despegarme la impotencia.
Idella Esteve
(12-10-06)
2 comentarios:
La vida es esa telaraña que describes y nosotros los espectadores impotentes de la misma, (como dices bien en tu último verso).
Un beso Isabel,
Rafael
Esa impotencia que no nos deja respirar, que acelera el corazón y machaca las sienes... y el mundo sigue...
Rafael, un abrazo cálido.
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