martes, 6 de diciembre de 2011

embriaguez


ebria está la mañana ebria
vendrá la tarde muy despacio

ebrio mi corazón
ebrio el sentido
y todo el sentimiento

ebria
en esta duermevela
que emborrachan
de azul
los ecos del silencio

ebria la plenitud
de mujer desgastada

anestesia en alcohol
que adormece los celos

ebrio el rencor
porque el amor no duela

Idella Esteve

2 comentarios:

Carlos Serra Ramos dijo...

Qué bello poema, Idella, esas anáforas como bastiones reforzando el baluarte, le otorgan al poema la fuerza en el decir de un amor truncado.

Veo con agrado que tu poesía sigue a un alto nivel mientras la construcción es inmejorable, sobre todo en los sonetos, como el que me brindaste en mi blog, extraordinario. Te lo agradecí infinito, amiga mía, porque pienso que si los años no han minimizado nuestro afecto es porque la estima es grande. Muchas gracias, querida Idella, te lo agradezco ese sentimiento.

Va mi beso cruzando la meseta.
......................Carlos

Idella Esteve dijo...

Gracias, Carlos, una vez más, por ser esa chispa que me mantiene escribiendo.

Es que te estimo, amigo.

Besos.