De lluvia se me ha pintado
el color de los cristales,
lluvia que para mis males
en los huesos se ha posado.
El pensamiento abismado
en sus gotas se entretiene
-pensar de más no conviene-,
y en silenciosa postura
intento hallar la ventura
que de la humedad deviene.
La noche trae la calma
y de la lluvia se ve
tan solo un negro cliché
de imágenes en el alma.
Ya la amargura se ensalma,
con el dolor y el quebranto,
del cisne se entona el canto
y en la mente desprolija
se forma la idea fija
de morar el camposanto.
Idella Esteve
(2-11-08)
el color de los cristales,
lluvia que para mis males
en los huesos se ha posado.
El pensamiento abismado
en sus gotas se entretiene
-pensar de más no conviene-,
y en silenciosa postura
intento hallar la ventura
que de la humedad deviene.
La noche trae la calma
y de la lluvia se ve
tan solo un negro cliché
de imágenes en el alma.
Ya la amargura se ensalma,
con el dolor y el quebranto,
del cisne se entona el canto
y en la mente desprolija
se forma la idea fija
de morar el camposanto.
Idella Esteve
(2-11-08)
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