Bajo la flor del membrillo
teje su tela una araña,
adorno de fina blonda,
andaluza filigrana.
Isabel la mira, fija,
con los ojos de su cara.
-Mira, araña, que te miro
y observo cómo trabajas,
quiero tu encaje imitar
cuando junte mis palabras,
cuando con ellas yo cante
lo que tengo aquí en mi alma.
Isabel baja el sendero
y se detiene en la fragua
para mirar al gitano
con su labor artesana.
-Gitanito, gitanito
de presencia oliva y plata,
déjame ver, que te admire
esa piel aceitunada
que quiero ponerla en versos
y Erato no me hace falta,
me sobra con esos ojos
del color de la esmeralda.
Y allá lejos, en la iglesia,
resuena una campanada
mientras Isabel escribe
sus sentires verde y alba.
*
Sus sentires verde y alba
mientras Isabel escribe,
resuena una campanada
allá lejos en la iglesia.
El color de la esmeralda
le sobra; con esos ojos,
Erato no le hace falta
si quiere poner en versos
esa piel aceitunada.
-Déjame ver, que te admire
tu presencia oliva y plata,
gitanito, gitanito
con tu labor artesana.
Para mirar al gitano
va y se detiene en la fragua
y alegre baja el sendero
ese que tiene en el alma,
en su boca lleva un cante,
juntando va las palabras,
quiere el encaje imitar
y observa cómo trabaja
esa araña a la que ve
con los ojos de su cara.
Isabel, contempla fija
la andaluza filigrana,
adorno de fina blonda,
que va tejiendo la araña
bajo la flor del membrillo.
Idella Esteve
(22-4-07)
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