A pesar de mis noches,
a pesar de mis dudas,
siempre está la mañana,
la claridad, la luz;
aunque no quiera verlo
y disfrace mis ojos
con cristales oscuros.
¡Cuánto puede el dolor!
Mas hoy caigo en la cuenta
que me he estado engañando:
el dolor es sublime
y en mi pequeña alma
tan solo hay frustración.
Idella Esteve
(01-10-11)
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