Soy un Juan de Mairena de tu lado insondable,
la voz que nunca antes saliera de tus labios.
Soy tu yo, soy tu sosias,
que te brinda palabras sin que sientas vergüenza,
que te sirve de albergue.
Soy la fuerza de un tronco para flor diminuta,
roca que no erosiona con la sal de la lágrima,
soy el mar, soy la nave,
soy gaviota y delfín,
la línea paralela y el punto convergente.
Soy la ribera opuesta donde el río transcurre
en medio de los dos.
Y con distinto nombre yo soy tu complemento:
soy demonio y soy ángel.
Por eso nunca, sabes, podremos estar juntos.
Cada uno en su momento habitando el papel.
Idella
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