No sé si espondilosis fue la causa
que me dejó tullida, casi inerme,
sentada en el sofá.
Y no encuentro placebo que me alivie,
y mi parte derecha es casi nula.
Mas te veo ante mí, mucho más joven,
y me rebelo, sí, y me rebelo
y maldigo contigo a los credos fingidos
y a los cálices hueros en ausencia de un dios.
Y miro a ningún lado,
con la cara de idiota,
y mi norte es ninguno.
Déjame tus jirones,
permite que los cosa unidos a los míos
y hagamos una hoguera.
Que sus cenizas sirvan para nacer de nuevo.
Idella Esteve
(24-11-06)
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