lunes, 10 de octubre de 2011

Interior


Nunca fui pleamar
ni río en la crecida,
mas siempre hubo en mi vida
deseos de volar.

Yo soy la que nací
con el ala truncada,
la rosa deshojada
que apenas me atreví

a ser impertinente
y susurrar verdades,
y ante las vanidades
mostrarme reticente.

La que busca en la sombra
y espera encontrar luz,
la que barre su cruz
debajo de la alfombra.

Mi voz, grito callado,
se rompe en la garganta,
la queja se atraganta
en mi interior frustrado.

Me canso de lo habido.
Tener y no tener
noche o amanecer,
sólo el tiempo perdido.

Idella Esteve
(10-10-11)

2 comentarios:

JOSE-MARIA dijo...

Me encanta tu poesía. No me resieto a apaudirte, después de leer este poema de tu interior...

Idella Esteve dijo...

Hola, José María.
Me alegra que te guste mi poesía y te agradezco tu paso, tu lectura y tu comentario.

Un Saludo.