Era tu amor lo que andaba buscando,
también a ti. Y entonces no sabía
que eras causa de mi melancolía,
que poco a poco me estabas matando.
Todo lo daba por lograr mi empeño.
Cerré los ojos a tanta amargura,
a todo trance, hasta con locura,
por miedo loco a despertar del sueño.
Me consumía, no me daba cuenta,
y me moría, sin notarlo apenas;
me tenías atada con cadenas,
te perdonaba la mayor afrenta.
Mas llegó un día en que me hallé consciente,
noté mi vida siendo solo mía.
Me desligué de toda mi agonía
y pude al fin volverme independiente.
Idella Esteve
(9-3-06)
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