domingo, 15 de enero de 2012

Sextillas basadas en el Gran Tamerlán de Persia, relato de Marco Denevi


Disfrazado el Tamerlán
-¿O no era el tal personaje?-
de mercader, en la plaza,
en silencio o charlatán
ejercía un espionaje
escondiendo su añagaza.

Siente que se le contagia
la cólera e indignación;
añade nuevos denuestos
y, cual por arte de magia,
un aire de insurrección
se advierte en todos los gestos.

El gobernante, en palacio,
al tiempo que asuntos trata
contra el pueblo se enfurece;
se va enconando despacio,
tiñéndose de escarlata
mientras su desprecio crece.

La gente se envalentona
ante abusos e injusticias
y se trama la conjura.
Pero la suerte es burlona
y por causas adventicias
el desenlace apresura.

Y siendo uno o distintos,
que es lo que parece ser,
creyéndose traicionados
desde distintos recintos
muertos los hacen caer
los rebeldes de ambos lados.

Idella Esteve
(11-6-06)

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