lunes, 1 de noviembre de 2010

Determinismo


Terca y beligerante


Soy, aunque no lo creas, terca y beligerante
y con mis propias armas planto cara a la vida.
Si en alguna batalla se me inflige una herida
no desfallezco nunca, me repongo al instante,
ni por miles de yugos me siento sometida.

Mas no sé lo que ocurre en algunos momentos
que siento que esta fuerza es sólo mimetismo,
es cuando se potencia todo el abandonismo,
la falta de alegría y los desabrimientos,
y todo en este mundo se convierte en abismo.

Quizás la explicación pueda ser el cansancio
de llevar siempre enhiestos navajas y fusiles,
que me fueron privados los juegos infantiles,
que amargo fue el lagar del vino que hoy me escancio,
del que aún queda mucho guardado en mis barriles.

Algo habré de inventarme para salir del hoyo,
olvidar los temores o echarlos a la espalda
por ver mis circunstancias de color esmeralda,
dejar mis soledades y encontrar un apoyo,
beber, cantar, reír, ponerme minifalda.

Me voy determinando a cambiar mi futuro,
a ser un poco más aquello que quisiera,
y poder conseguir lo que ahora es quimera,
salir y ver el sol, dejar el lado oscuro,
tratar que algún desliz salga de la chistera.

Idella
(090409)

Un alma


Hundiéndose en la noche duerme un alma
cansada de la prisa y el desvelo,
y hasta durmiendo siente el desconsuelo
de no poder lograr sueños ni calma.

Llegada la mañana como talma
que cubre de calor un viejo anhelo,
busca una solución: ver en el cielo
un atisbo de luz. Y allí se ensalma

el resquicio de toda su amargura
y de la oscuridad que fue su esencia.
Allí principia el fin de la locura

que adquirida en temprana adolescencia
la volvió, con el tiempo, más oscura,
contradicción de miedo y suficiencia.
Idella
(29-03-09)