lunes, 29 de octubre de 2012

Romance de la gitana (Reposición)




Ese fuego de amor brujo,
que por tus ojos destellas
con su color azufroso,
compite con las hogueras
alrededor de las cuales,
pies desnudos en la arena,
bajo los rayos de luna,
bailas y revoloteas.

La noche lanza un gemido,
un ulular de ave negra,
premonición de aquelarre
en la noche sanjuanera,
y un aura te cubre toda
la gracia de tu melena
endrina, negro de toros
que pastan en las dehesas
para morir en las plazas
poniendo un broche en las fiestas.

Un clavel de rojo sangre
llevas detrás de la oreja
contrastando con tu cara;
y un cimbreo de caderas,
que con gracia se estremece
al son de la pandereta,
marca un baile de gitana,
gitana de pura cepa;
y tus manos en el aire
roban al aire una queja
que a poco la van dejando
al borde de la cenefa
de los vuelos de tu falda
hasta que toque la tierra.

Gitana de piel cetrina,
descendiente de agarenas,
es así como te veo,
no la gitana cestera
de cortijos y mimbrales;
ya no trabajas la anea
ni vas leyendo las manos
ni vas pidiendo a las puertas.

Envuélvenos con tu duende
que de eso algo te queda.

Idella Esteve
(5-9-07)

jueves, 25 de octubre de 2012

Mi primer pastel

Calatañazor
Pastel sobre papel 40 X 30

(Es mi primer pastel. Espero ir mejorando. Con mi autodidactismo es un poquito difícil, jeje)

sábado, 20 de octubre de 2012

Llueve



Ya emigraron los pájaros,
y en el aire
el aroma dulzón del crisantemo
nos anuncia
que se acerca noviembre.

Llueve en la noche negra,
y en mi silencio almático,
muy dentro,
también llueve.

Se ha desbordado el cauce de mi río,
como siempre en otoño,
y vuelven los recuerdos
a posarse en sus aguas
inundando la mente;
detenido en su fondo
hay un poso de limo.

El día
ha amanecido oscuro.
Continúa lloviendo.
Y también en mi alma
llueve y llueve.

Idella Esteve
(20-10-12)

domingo, 14 de octubre de 2012

Oye ...



Oye mi ruego Tú, Dios que  no existes...
(Miguel de Unamuno)

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes
y para que me escuches te reinvento.
De este momento de mis horas tristes,
de mi desolación, oye el lamento.

Óyeme Tú, que estoy desasistida,
no distingo mentira de verdad
y le temo a la muerte y a la vida
en compañía de mi soledad.

Aclárame si puedes, te lo pido,
no comprendo por qué vine a nacer
en este mundo injusto, sin sentido,
si nadie preguntó mi parecer.

Te acuso de mi vida y de mi muerte
y de que permanezcas siempre inerte.

 
Idella Esteve

jueves, 11 de octubre de 2012

Sueño en rojo (De Colores)



Soñé que me perdía en un mar de amapolas
y pude confundirme con su roja extensión,
escondiendo en su manto mi color de pasión,
y me dejé mecer por sus bermejas olas.

Imaginario mar. Un son de caracolas
semejaba el latido de un tierno corazón
derramando su savia de tono bermellón
para poder remar cantando barcarolas.

Océano fantástico cubriendo la campiña,
creciente exuberancia de belleza salvaje.
Y me sentía libre, como cuando era niña.

Soñé que era raptada -Sparrow al abordaje-.
Y regando las flores con rojos de la viña,
navegaba en su barco superando el estiaje.

Idella Esteve
(24-2-08)

martes, 9 de octubre de 2012

Poesía en los ojos de un niño


Dónde estás, dime,
dónde te escondes.

Mis horas de desvelo
no me son suficientes
para encontrarte,
ni me ayudan la lluvia ni la música,
y tampoco te muestras
en los brazos del viento.

Tal vez estás
en los ojos del niño
que lo ha perdido todo
-o no ha perdido nada,
porque grande fue siempre su carencia,
y nunca tuvo algo
que lo pueda medir nuestro rasero:
nada pierde quien nada ha tenido.
Ese es el drama
que no se capta en la fotografía.

Quizás sea eso,
que tengo que buscarte
en las cosas que duelen
y no parecen bellas,
en la crudeza de la fealdad.

Pero...
¿sabes?
existe la belleza en esos ojos,
si quitas el dolor y las mil moscas,
que esconden la ilusión desesperada.
Quizá también,
muy hondo,
la esperanza perdida
que quiere ser hallada.

 
Idella Esteve

martes, 2 de octubre de 2012

Palomas heridas.

PALOMAS HERIDAS (O REQUIESCAT)

Regreso mentalmente al viejo palomar. Necesito mirarlo desde arriba y desandar el tiempo, presenciar el pasado, descifrar el dolor. Sí, tanto dolor, padre. Fueron tiempos duros, y es mucha la dureza que recuerdo.


-Padre ¿alguna vez fuiste consciente de ser un maltratador?


El palomar, creado con tus manos -y el fruto de las nuestras-, para llenar tus mil ratos de ocio y tu egoísmo, mientras que tu familia sufría, desvalida. Pero tú sólo hacías lo fácil, lo plácido, y a la vez exigías un derecho por todo.

Tenías palomos deleitándote en el cielo y palomas que sufrían en la tierra, aves de servidumbre con las alas cortadas, con las mentes eunucas. Palomas que se tornaban ruiseñores y cantaban su felicidad, por el premio de un periodo libres de tu presencia, cuando salías de viaje.

-Padre ¡si hubiéramos podido amarte! No tuvimos ocasión, nunca nos la diste...

Aunque también recibimos tus regalos: el desamor, los malos tratos..., saberse responsable antes de tiempo y perder la niñez.

-Padre ¿Por qué tanta crueldad si la más nimia caricia te habría dado el mundo? ¿Por qué dura mi encono después de que te has ido?
¿Por qué tras tantos años?
Ya no podrás responderme si alguna vez amaste. Nunca sabré si fui culpable de algo.

Tu acto de castración me llevó al desespero y crecí en rebeldía...
pero fue irreversible y mis alas cortadas no pudieron volar.

Y así, truncada, regreso mentalmente al palomar y te digo que no quiero que el rencor me ciegue a pesar del daño..., ni encontrarme contigo en el infierno. Por eso, padre..., requiescat in pace.

Idella Esteve