miércoles, 28 de diciembre de 2011

Poema

aquí estoy
y sigo aquí
y allá
buscando
buscándome
multiviviendo
palabras que se escapan
agonizando ideas
en tornados de versos espirales
terremotos del alma

y sigo aquí
y allá
persiguiendo el poema
boqueando sonidos bajo el agua
ordeñados del aire
y mezclados con tierra
y con sal de ese mar
alimentando sílabas

me ahogo y desahogo
en poesía de vida y de muerte
y voy multimatando los recuerdos
y voy multinutriendo los futuros
y voy multiagrandando la esperanza

el poema me observa mientras crece

Idella Esteve

martes, 27 de diciembre de 2011

Versos


Parece que se me duermen
los versos entre las manos,
que con un ritmo monótono
se han quedado aletargados.

Despertad, que os necesito
para darle fuerza al canto
ofrecido en blancos vuelos
con las plumas de un albatros.

Sois el único instrumento
que uso en mis altibajos
y no me sale la voz
si en la vuestra no la hallo.

Sois mi más claro exponente
de lo dulce y de lo amargo;
danzáis en papel, desnudos,
por más que quiera arroparos
con mis transparentes velos
que no velan desarraigos
ni frustraciones ni dichas
ni un corazón colapsado.

Os necesito de veras
sois mi risa, sois mi llanto.

Idella Esteve
(2-1-07)

lunes, 26 de diciembre de 2011

Corazón loco


Mi loco corazón no tiene enmienda
ni le interesa cuanto le suceda,
anda sin freno, a nada se encomienda.

Sintiendo que aunque pierde algo le queda
se da sin precaución y sin medida,
no busca nada que entregar no pueda

y ya tiene donada media vida.
Pero mientras un hálito contenga,
con ilusión por siempre mantenida,

dará cobijo a todo aquél que venga
en busca de su amor y su ternura
y no habrá nada ya que le detenga.

Con fiel dedicación y con premura
se volcará, con ganas de entregarse,
evidenciando entonces su locura.

Nada habrá que le impulse a refrenarse,
ni cruel maldad, dolor o desamparo.
Y al loco corazón le cuesta caro
andar en ese afán de prodigarse.

Idella Esteve
(2-9-05)

Inaccesible al llanto ...


inaccesible al llanto cuando peno
y la alegría
guardada en los bolsillos
como dosis de sal
de la supervivencia
placebo del dolor del desencanto

en mi pecho
guirnaldas de colores
para adornar
el sendero de ausencias
de la fe

en mis manos
el perdón que te ofrezco
en estas navidades

la cruz en el abismo
y en mi esperanza

Idella Esteve

jueves, 22 de diciembre de 2011

Catedral de León


Tus torres, como cipreses,
se yerguen hasta las cimas
de los cielos leoneses;
y a nadie nos escatimas
el lujo de tus vidrieras
que dan un tono envolvente,
cual si en grandes alhajeras
albergaras a la gente.

Y es tal el recogimiento
que yo, que no sé rezar,
sentí un gran abatimiento
por ser incapaz de orar.

Tienes un porte elegante,
tiempo y arte se aglutina.
Permíteme que te cante,
a ti, "Pulchra Leonina".

Idella Esteve

(1 de marzo de 2008)

sábado, 17 de diciembre de 2011

Vinalopó


No me dejé las arpas
a la orilla del río en Babilonia
y así puedo cantarte, río mío,
mientras transcurres entre pinos bajos
y te llegas al mar tras las palmeras,
Vinalopó que no conoces sauces
ni son estos momentos
tus épocas mejores,
que perdiste la gloria
y mermaste tus aguas.

No tuviste un Machado
que te cantara como él hizo al Duero
y no sé si alegraron los chopos tu ribera.

De mi pueblo a tu muerte
tienes en cauce ancho
un correr constreñido entre el cemento
y a tramos te rebelas
y te manchan
y te ensanchas disperso
y te recoges
y te marchas al mar
y desembocas
por un lugar incierto.

Pero tú para mí tienes sabor
de infancia
de domingos al campo
y de niños mojados bajo el sol,
en tu rafa.

Espejo eras del Cid
en las tierras de esparto primerenco
y luego de calzado
y mañana no sé qué seas,
tan mermado y tan chico.

Mas cuando lejos de ti estoy,
Vinalopó,
como dijera Antonio:
conmigo vas, mi corazón te lleva.

Idella Esteve

Diciembre del once

asciende
no te importe el rasguño ni el pinchazo
que después de la espina
encontrarás la rosa

*

ya depuse las armas
y estoy en pie de paz

mi siroco
es ahora una brisa
sobre la mar en calma

el tren llega a su tiempo
a la estación de sueños

y tú estás allí
esperándome

Idella Esteve

martes, 13 de diciembre de 2011

Recuerdos de lecturas


Hay un tinte amarillo de dulzura
de miel entre las hojas donde se leen cuentos
con unos ojos rojos que quieren alegrarse;

la comida fue triste, lo mismo que la cena,
y hay que buscar motivos a mirar hacia abajo
por seguir la costumbre
mas que no hayan temblores si levantas la vista.

Algo te salió mal
y se te nota:
pagaremos las cuatro,
y platos y cubiertos de la mesa
volarán por los aires,
y la vuelta al trabajo ha de ser un gran reto
a nuestro disimulo
de no mostrar riñones en los ojos
y pintar en la boca una sonrisa,
y aguantar... aguantar.

Ni una sola palabra que nos pida perdón,
jamás un beso.

¿Qué quieres que te diga?
Es lo que hemos tenido de juventud e infancia,
de enseñanza brutal
y que ha repercutido en mi endurecimiento.

Pero siempre, papá, soy positiva.

Y sigue habiendo un tinte de amarillo
en cuanto leo.

Idella Esteve
(9-10-08)

lunes, 12 de diciembre de 2011

Rapsodia n. 1 en mi menor


Este tiempo de otoño que me ahoga,
esta lluvia de grises que me mata,
este estar aguardando soluciones
tras el frío otoñal de mis cristales,
esta niebla enfermiza, esta zozobra.

Mis palabras, preludio de un invierno
donde mi corazón se irá aplacando,
son ahora marrones y amarillas
mas son la panacea de mi alma
en espera de hallar otros colores.

Y busco en todas partes
tratando de olvidar
que soy pequeña,
intentando crecer.
Y tras las nubes
veo un resplandor
con rayos de esperanza,
y una pizca de azul
que se va arrebolando
con un viento que borra los rencores.

Pero vuelvo otra vez a la estación incierta,
me agazapo atontada y espero primaveras
aun en la madurez. Que florezcan quimeras
de los jóvenes días... hoy que ya soy experta.

Idella Esteve
(Octubre-2008)

Nocturno


en cada movimiento del ocaso
hay un rayo de sol entre las nubes
y hasta en la noche
entra un haz luminoso
un aura en nuestro sueño
reflejo de la luna

se apagan las ventanas
y se ilumina el grillo en los rincones

crece una enredadera de luciérnagas
ascendiendo hasta el cielo

y una paloma intrusa
sobrevuela el espacio

se interpone de pronto
creándonos la sombra

Idella Esteve
(2009)

domingo, 11 de diciembre de 2011

Herejía


¿Qué se hizo del Edén sin inquilinos?
¿Dónde quedó el saber de la manzana?

Qué desmedidos celos,
qué soberbio poder omnipresente
de Padre vengativo
y qué absurdas condenas.

Reniego de mi hechura
si es a tu semejanza.
Reclama mi perdón si es que me hiciste,
que yo tengo el poder de perdonarte.

No infligiré castigos
de aguas o de fuegos
y no habrá intermediarios,
tampoco habrá milagros ni habrá cruces
ni más parafernalias
para exigir
tu agradecimiento.

Entiendo de perdones:
soy mujer y soy madre.

Idella ESteve

sábado, 10 de diciembre de 2011

Soberbia


creí
que lo que yo pensaba
era
lo que debía ser

pero
a pesar de estar sola
hay otros
que transitan el mundo

y difieren de mí

yo fui
ante todo
fui honesta

conté
lo que el sol me decía

callé
lo que la luna calla
allá en su lado oculto
sin prestar atención
al coro de los grillos

mi delirio sería
que hubo un rayo de sol que deslumbraba

y me excedí

y brilló mi soberbia
cuando aun entonces
debí quedar callada


Idella Esteve

Soneto a una mano tonta

Mi mano se duerme en tacto de arena,
no aguanta la copa ni siente el pincel,
a tientas no sabe qué es rosa o clavel,
y le cuesta horrores peinar mi melena.

En la ceja el rimmel que hacia la pestaña
iba dirigido, sombra en la nariz;
me quedo angustiada con este cariz
que toma el perder la fuerza y la maña.

Y ya no acaricio, para qué, me digo,
porque si no veo no sé lo que toco,
y me entra, no creas, me entra sofoco
si en vez de la boca te encuentro el ombligo.

Y siento gran rabia, un furor insano,
por el extraviado tacto de mi mano.

Idella Esteve
(17-06-08)

Dijiste adiós


No te fuiste.
Pero dijiste adiós
y fue bastante
para que te guardara en la maleta
los sueños, la avidez del apetito
en tantas noches blancas
tras los pardos ocasos
después de días negros.

Y guardé la esperanza
en un cajón al fondo.

Inopinadamente
descongelé el carácter
que había almacenado en mi nevera
por el miedo de la caducidad,
y cambié los colores
en mi cara y mi casa
maquillando el fracaso.

Dijiste adiós y te quedaste cerca.

Y yo, a mi vez, quedé
cercanamente lejos,
dejando preparado
a la salida
tu equipaje de ausencias.

Idella Esteve

miércoles, 7 de diciembre de 2011

No hay dos sin tres


Para hacerle a la mano compañía
mi pie izquierdo se muestra reticente
a dar un paso más: pisó inocente
en un hoyo en la calle, al mediodía,

y me vino un esguince por el lance
que no me cura hielo ni pomada,
ni el anti inflamatorio me hace nada,
ni sé cuando saldré de este percance.

Parece que me va fallando todo:
la vista, el pie, la mano y la cintura,
sorda estoy de un oído y en albura
me pinta la psoriasis en un codo.

Cien años... No hay un mal que tanto dure.
Puede que algo de esto aún se cure.

Idella Esteve
2008

martes, 6 de diciembre de 2011

embriaguez


ebria está la mañana ebria
vendrá la tarde muy despacio

ebrio mi corazón
ebrio el sentido
y todo el sentimiento

ebria
en esta duermevela
que emborrachan
de azul
los ecos del silencio

ebria la plenitud
de mujer desgastada

anestesia en alcohol
que adormece los celos

ebrio el rencor
porque el amor no duela

Idella Esteve

viernes, 2 de diciembre de 2011

Sombras


Íbamos en lo oscuro,
tus faroles apenas alumbraban,
luz que agoniza era
tu sol mentido
y en la sombra
una sed implacable de engañosas verdades,
un hambre tan saciada con la mediocridad.

Mediocre fue el amor que nos mantuvo
sumidos en tristeza
y apagados.
No eras tú quien amaba,
no era yo quien valiente
encendiera candiles
ni avivara una hoguera,
y la noche era seca bajo una luna lacia.

Nos perdimos en sombras
el uno junto al otro, sin saberlo,
sin pronunciar siquiera
una sola palabra.

Idella Esteve

jueves, 1 de diciembre de 2011

Mi silencio


Ya está el silencio maduro
y a punto de recogida,
lo ha cultivado mi vida
en su eterno claroscuro.
No precisa de conjuro
para que se oiga su voz
ni necesita altavoz
porque tierra y cielo alcanza
con poder y con pujanza,
con una fuerza feroz.

Idella Esteve