Si se calla mi voz me hablan los ojos,
tan abiertos, desmesuradamente,
fiel complemento de palabra ausente,
espejos de alegrías y de enojos.
*
Voy flipando en colores porque me gusta
que con matices salga la voz de dentro
a los alrededores. Desde mi centro
intentando pintar el alma adusta.
*
Quizás tras este otoño ya no habrá primavera.
Dónde fue la utopía que quería alcanzar.
Nunca habré de volar.
Ya no quiero alargar la insoportable espera.
*
Ya nunca más, jamás, he de estar sola:
me acompaña tu ausencia
y el recuerdo en donde se acrisola
tu pasada presencia.
*
En un libro, envejecidos,
guardo mis sueños queridos
envueltos en un sudario,
relicario
de unos amores perdidos
en un mundo solitario.
*
Mi futuro y mi fortuna:
dos soledades en una;
y guardada en un arcón
la sombra del corazón
que nunca más ha de amar.
Ya se va mi río al mar.
*
(De mí para ti, con mi amor)
No sufras, niña.
No hay que temer.
Siempre hubo un antes.
Luego un después...
y un sin embargo.
Idella Esteve