Hay un dolor en el aire,
hay un grito en las pestañas
y un horizonte cercano
de nubes y lluvias negras
con susurro en el oido
de cataratas de sal
que anegan el corazón
ahogando las esperanzas.
¡Qué tristes pasan las horas!
¡Qué triste se muere el día
en este mar de las dudas
del país de mi tristeza!
***
Convertida en escombro de derribo,
asomándome al sol de la mañana
le veo caminar hacia el cenit
destellando dorados en los mares,
y me paro a pensar
qué colores me esperan en la tarde
que disipen el negro de mis lágrimas.
Idella Esteve