domingo, 14 de febrero de 2010

Negro




Mis ojos alcanzaron las espumas
y vinieron con ellas perlas lúgubres
naciendo a borbotones en un mar de injusticia
con la estela de un cuervo.

Crespones en la cama,
un beso incinerado en urna de azabache,
un hálito de muerte,
un torvo río lento
con escozor de rimmel corriendo por la cara
al humo de las velas.

El sol se fue ocultando dando paso a la luna
tras una espesa nube.

Y vomité mi grito
con la fuerza imparable de mi boca de cieno.

Y todo se hizo oscuro en el panal de lápidas


Idella
(5-05-08 )

2 comentarios:

Willow dijo...

Querida Isabel,

Gracias por tu comentario en mi blog. No tenía idea de que habías abierte este y he querido visitarte para continuar leyéndote, como siempre.
Estoy muy metida en el mundo islámico. Es un tema que siempre me ha interesado pero nunca había desarrollado como ahora. Mis impresiones anteriores no tienen nada que ver con la realidad de ese mundo tan singular. Te sugiero leas un libro de entrevistas a intelectuales árabes, titulado "Mil y una voces", de Jordi Esteva (Esteve??), quien graciosamente nos lo deja en su web gratuitamente. También yo te echo de menos y puede que exista la telepatía, pues hoy me dio por pensar en ti. Un gran beso con todo cariño.

Idella Esteve dijo...

Gracias Ana.
Me he bajado el libro de las entrevistas a ver si tengo un ratito para leerlo.

Ah, y estoy completamente convencida de que la telepatía se da con más frecuencia entre ciertas personas, a nosotras no es la primera vez que nos ocurre.

Siempre besos,

Isabel