lunes, 20 de agosto de 2012

Viniste a mí...

Viniste a mí
cuando de niña
yo tenía mis ojos,
y el corazón,
a la ilusión abiertos.

Y te fuiste
en años y fracasos.

Y hoy amaneces
y eres mi compañera
tan cerca ya,
tan cerca, de mi ocaso,
para calmar mi sed
con la palabra.

Para calmar mi sed eternamente.
Para calmar mi sed aunque me ahogues.

Idella Esteve
(18-08-12)

4 comentarios:

Rafael dijo...

Hermoso y tierno poema de un corazón de niña que aún late apresurada y aún precisa esa presencia para "calmar la sed" del alma...
Un abrazo en la noche.

Idella Esteve dijo...

Hola, querido Rafael:
¡Qué bonitas palabras sabes decir!

Un beso en la noche,

Regina Castejon dijo...

La vida transcurre,... amanecesres, y luego ocasos, niña luego compañera, las personas con el se van, mas su palabras acortan distancias, bello poema. Un fuerte abrazo y una linda semana

Maritza dijo...

Hay "presencias" que sin duda representan contrastes grandes en nuestra alma, arrebatan y calman, son paz y sosiego, o tempestad constante en nuestros días.
De todo lo que nos aportan sacaremos provecho...

Mil abrazos, desde aquí,poeta bella y maravillosa.