viernes, 27 de enero de 2012

Soleares

Sola está mi soleá.
Ay, quién querrá acompañarla,
para que no sufra más.

El llanto de una guitarra
y el grito del corazón
se agolpan en mi garganta

y se me nubla la vista
y la razón se me pierde
por las sendas de mi vida;

que es la espera más ingrata
esperar por esperar
sin tener la ausencia clara.

Y a solas me pasa el tiempo,
se deshoja el calendario
y ya ni las horas siento.

Sola está mi soleá.
Ay, quién querrá acompañarla,
para que no sufra más.
(18-1-07)

¡Soleares, soleares,
cantos por antonomasia
de las penas y los males!

Y mientras sale la luna
voy cantando soleares
por aliviar mis negruras.

Ay de la pena maldita
que en el corazón se alberga
y se nos vuelve adictiva.

Ay de los tristes recuerdos
que con su tristeza matan
dejando mi pecho abierto.

Ay de los días felices
que se quedaron atrás.
Ay de mí y de mis abriles.

Soleares, soleares
que canto por no llorar,
servidme de acompañantes.
(21-1-07)

Cante de la soleá,
orgullo de arte flamenco
que no se puede aguantar.

Es un desgarro gitano
que se mete por las venas
desde el corazón amargo.

Con son de sufridos ayes
hasta el aire se anochece,
el alba se vuelve tarde

y el mediodía volcán.
Estallido de gargantas
que cantan por soleá.

Soleá, mi soleá,
¡Qué sentimiento más puro
tiene este cante ancestral!
(26-1-07)

Idella Esteve

2 comentarios:

Rafael dijo...

Gracias por tus versos. Feliz fin de semana,
Rafael

Idella Esteve dijo...

Muchas gracias a ti, Rafael.

Igualmente.