martes, 17 de enero de 2012

Soneto shakespeariano

(Dedicado a I.)

No apacigües tu verbo, sigue inquieta,
para la libertad no hay acomodo,
de nada vale ser sufrida asceta,
no te quedes varada en un recodo.

No es el silencio oscuro si allí brilla
el pensamiento libre, si callado;
ni hay crucifijo inerte en la capilla
del que a voces proclama su legado.

Y no existen barrotes suficientes
que retengan al alma que se escapa
volando por caminos diferentes
o a rastras por el fondo de una zapa.

No dudes en usar tu rebeldía,
nunca fue mansedumbre buena guía.

Idella Esteve
(19-5-07)

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