martes, 6 de marzo de 2012

Descreimiento


Yo quiero amarte, Dios, y no te encuentro

entre vetustas piedras
de inmensas catedrales,
ni en el oro y el mármol,
ni en la madera o plata,
cualesquiera materias
que te dieron la forma,
que esculpieron tu imagen
de mano de otro artista.


Y tampoco me vale que mencionen
que te puedo encontrar
en la Naturaleza,
si somos semejantes a Tu imagen
y son los animales inferiores
o habremos de tenerles un temor,
si no encuentro justicia en la creatura
entre todos tus hijos.


Solo encuentro un resquicio de tu Esencia
en las horas amargas, en la voz
de los desesperados que te invocan:
en la cruel injusticia,
en el hambre,
en las guerras,
en el padecimiento,
en la muerte,
cuando tu Naturaleza desata
su furia,
cuando el cielo se cae
sobre nosotros,
cuando, hundida la fe,
extrañamente,
es la única tabla que nos salva.


Pero no estás Tú, Señor.
Tú no estás.



Idella Esteve

10 comentarios:

Rafael dijo...

Grito desgarrador el que surge en estos versos y que seguramente todos habremos enviado en su momento a ese Dios que se resiste a llegar a nosotros, aunque muchas veces, por nuestras lágrimas y dolores no podamos verle ni llegar a él y menos entenderle.
Un abrazo en la noche Isabel.
Rafael

Amando Carabias dijo...

Pienso casi idéntico a ti, pero creo que si se avanza por ese resquicio que asoma en las horas amargas, en la voz de los desesperados, en la injusticia, en el hambre, en las guerras..., al final lo encontraremos, aunque nos cueste mucho.

Maritza dijo...

Ya me envolviste de manera maravillosa en tu escritura tan de adentro, tan desgarrada, tan sincera...Gracias por llegar a mi sitio porque así te pude conocer.
Besos.
Me quedo por aquí.

Daniel Eduardo Gómez dijo...

Cuando dudes de él, Mira una de las mejores cosas que ha creado. En el reflejo de un espejo la encontraras...

Un abrazo y te sigo

Ismael Pérez de Pedro dijo...

dios hizo el mundo en seis días, y se nota. Enorme poema, un saludo

Idella Esteve dijo...

Hola, querido Rafael:

No sabe qué contestarte esta pobre atea. Solamente que respeto a los que creen en Dios y que envidio una fe que les hace sentirse resignados y por ende más felices. Pero no creo que sea yo la que tuviera que entenderle siendo él el que lo puede todo.
Grito desgarrador sí, porque si existiera le echaría en cara el no explicarse, el no estar, el no oír. Yo, como simple mortal, estoy, escucho y explico a mis hijos. En fin.

Muchas gracias por tu visita, siempre esperada, y perdona mis desvaríos. Creo que pienso demasiado y "peco de soberbia".

Un fuerte abrazo.

Isabel

Idella Esteve dijo...

Hola, Amando:

Pues si existe que Él te oiga, y que se muestre, a ver si podemos encontrarle. Yo, de momento, desespero.

Gracias por tu comentario.

Un beso

Idella Esteve dijo...

Hola Maritza.

Pasé por tu blog y dejé constancia y me lo guardé para visitarte con más detenimiento. Volveré.

Gracias por tu visita y por tus palabras.

Un beso.

Idella Esteve dijo...

¡Oh! Daniel, ¡Qué cosas tan bonitas sabes decir!

Muchas gracias por tus palabras.

Besos

Idella Esteve dijo...

Hola, Ismael:

Yo tengo un poema subido en el blog con el título de "Perdón" en el que empiezo con una acotación mía en cursivas que dice:

"Hizo Dios el mundo en seis días.
Y el séptimo descansó -en paz-."

Y como soy una irreverente me tomo la licencia de perdonar a Dios. Cosas mías.

Me alegra que te guste. Gracias por tu visita.

Un abrazo